CARACTERÍSTICAS DE LA MIEL DE CARRASCA CON AZAFRÁN
Miel esencialmente compuesta por valiosos mielatos si predomina la carrasca, otorgando a la misma un color muy oscuro caoba negruzco, derivando en ocasiones hacia tonos ocre -amarronados cuando la flor de tomillo y brezo se solapan en tiempo y espacio.
De intenso y persistente sabor dulce, goza de un aroma recio, compacto, asilvestrado que no deja indiferente al consumidor.
A causa de una mayoritaria composición resinosa, carece casi por completo de cristalización, formando una miel densa y aguerrida, maleable al mismo tiempo.
El valioso azafrán posee exquisitas cualidades organolépticas (aroma suave muy agradable, espectacular color rojizo-anaranjado, sabor dulce – amargo tradicional) y nutricionales (rico en vitaminas (C, B6), minerales (magnesio, hierro, potasio) y bajo en purinas), logradas mediante un esmerado proceso de cultivo en parajes idóneos y una selecta elaboración artesanal al modo tradicional.
EXCELENCIAS DE LA MIEL DE CARRASCA CON AZAFRÁN
Como todo nuestro abanico de productos melíferos (propóleo, jalea real, polen,..), se trata de una miel natural selecta de carrasca con azafrán recolectada por nuestras abejas, que contiene todos los requisitos para ser un producto natural único:
- Pura: la producen las abejas libando polen y néctar floral más secreciones de plantas autóctonas e insectos chupadores, procediendo a posteriori a su transformación y almacenamiento en los panales de los cuadros del interior de cada colmena, no afectando factores externos a los que la propia naturaleza de cada paraje suministra.
- No homogeneizada: nunca se usan mieles de diferentes procedencias geográficas o florales en mezcla, para preservar así la esencia natural pura, desde su origen hasta el final del proceso.
Cruda: no ha sido sometida a métodos de sobrecalentamiento (más de 40 º) ni de pasteurización, es por ello que conserva todas las vitaminas, nutrientes y enzimas, así como sus cualidades organolépticas.
- No filtrada: al no someterla nunca a proceso de filtrado o similares, mantenemos todas las virtudes naturales originales, obteniendo un excelso producto natural puro sin igual.
- Sin azúcares añadidos: nuestra miel es natural, tal y como la abeja la produce en el interior de la colmena, conteniendo únicamente azúcares saludables propios de una miel pura no adulterada.
CONSEJOS DE USO
Las mieles naturales de carrasca con azafrán recolectadas por nuestras abejas poseen cualidades únicas, de tal modo que si deseamos aprovechar todos las virtudes que nos puede aportar, es aconsejable tomarlas directamente, saboreándolas dentro de la boca el mayor tiempo posible antes de ingerirlas. Para hacerlas más manejables en aquellos casos que se prefieran diluidas, se recomienda como mucho, calentar al “Baño María” a temperatura que no supere nunca los 40 º para evitar la pérdida de cualidades.
CONSEJOS DE CONSERVACIÓN
Mantener en lugar seco, semioscuro y fresco para mantener intactas de un modo natural todas sus cualidades.
LA MIEL DE CARRASCA CON AZAFRÁN ¿DE DÓNDE PROCEDE?
Esta exquisita miel natural artesanal, es producida por las abejas como resultado de la libación para extraer polen y néctar, de las flores del tomillo (Thymus vulgaris), brezo (Variedades de Erica sp), flora silvestre autóctona variada y mielatos tardíos procedente mayoritariamente de las secreciones de la carrasca (Quercus L.) y de algunos insectos chupadores; a este excelso mielato, se la añade en armoniosa simbiosis, una dosis adecuada de azafrán puro (Crocus sativus) procedente de la comarca del Jiloca (Teruel (Aragón)).
El coscojo, carrasca, encina o chaparro, es un arbusto perenne que suele alcanzar 2 m de altura, aunque puede llegar a arbolito en terrenos propicios; posee tallos muy ramificados y entrelazados, con sencillas hojas alternas verde brillante de ondulado borde espinoso.
Sus minúsculas flores eclosionan en primavera, para posteriormente dar lugar al fruto (bellota) dotado de una sola semilla y capa externa coriácea que madura a final de verano, habitualmente de sabor amargo.
La carrasca tiene su hábitat de origen en toda la cuenca mediterránea, mayoritariamente donde predominan laderas secas y luminosas, si bien tolera perfectamente algunos climas continentales.
El azafrán es una planta perenne de pequeño tamaño y floración mayoritariamente otoñal, cuyo órgano subterráneo de reserva es un cormo; posee hojas finas elongadas, flores de color variable (blanco, amarillo, púrpura, violáceo,..) y fragancia melífera, que darán origen a un fruto en forma de cápsula dehiscente.
LA MIEL DE CARRASCA CON AZAFRÁN, ETIMOLOGÍA E HISTORIA
El vocablo encina proviene de la deformación del latín vulgar «ilicina» y a su vez de “ilex / ilicis”, procedente del léxico preindoeuropeo (en lengua celta “Hercynia”= territorio boscoso sito en la región oriental del Danubio); en latín clásico se le denomina «Quercus», término de origen indoeuropeo (procedente del vocablo celta “Quercuez» = árbol elegante), aplicándose inicialmente al roble, para posteriormente extenderse a todos aquellos árboles o arbustos que producían bellotas o frutos en forma de glande. Su nombre común carrasca, tiene raíz prerromana «kar – esca».
El término azafrán proviene del hispano árabe “al-zafarán” y éste a su vez del árabe “asfar” (= amarillo), aunque también existen opiniones sobre un posible origen en el francés antiguo (“safran”, derivado del latín “safranum”).
Respecto al nombre científico Crocus sativus, mencionar que “Crocus” era el nombre latino que le otorgaron los romanos, procedente del griego “Krokos” y a su vez del acadio, hebreo y sanscrito, y “sativus” del latín “cultivado”.
Ya existían referencias de su existencia desde el año 2300 a. C., apareciendo hacia el 1.700- 1.500 a. C. una pintura en el palacio de Minos (Creta) y en Akrotiri (isla de There).
Tenemos constancia de escritos sobre su empleo en el antiguo Egipto (1000 a.C.) y en la Antigua Grecia y Roma, usándose también como tinte de ropas y cabello, en la fabricación de perfumes sensuales, para ornar festejos, en embalsamamientos, etc. Hay menciones en textos antiguos de Virgilio, Plinio y Teofrasto que alaban la naturaleza del azafrán cultivado en determinadas zonas de Oriente.
Hay citas posteriores en la Biblia (en los Cantos de Salomón era descrito como uno de los alimentos más venerados) y en la Ilíada.
En los siglos IV – V a. C. su cultivo predominaba en zonas como Corycos (Cilicia), Turquía e Inglaterra, expandiéndose durante la Edad Media hacia otras áreas mediterráneas como la península ibérica, eclosionando diferentes focos comerciales importantes (Venecia, Alemania, etc. ). Actualmente su cultivo se da mayoritariamente en Oriente (Irán, India,..), Norte de África, Europa (España, Grecia, Suiza, Austria, Francia…), Reino Unido y Pensilvania.
Respecto a la carrasca, ya en la Hispania celtibérica ocupaba grandes extensiones de la naturaleza en forma de vastos bosques. En la Antigua Grecia, se celebraban reuniones trascendentes bajo una encina, pues según ellos representaba justicia y fuerza.
El bosque de encina fue un lugar de carácter sagrado destinado al culto de divinidades en varias culturas, especialmente en la celta, donde el rito iniciático de los Druidas («los que conocen al roble» u «hombres de la encina») se basaba en la simbología sacra de la encina en la naturaleza.
En el oráculo de Dodona (población sita entre las actuales Grecia y Albania), antiguo y famoso santuario dedicado a Zeus (Dios del rayo, trueno y cielo), se practicaba la adivinación y se decía que ”de la encina te debes retirar cuando acecha una tormenta “, pues los sacerdotes predecían a través del susurro de las hojas de la encina sacra. Allí pidió consejo Ulises (según menciona Homero en ”La Iliada ”) a Zeus para regresar sano y salvo a Ítaca y procuró aprender la voluntad de éste en el gran roble –encina .
En la Antigua Roma, había un gran encinar próximo al lago NEMI dedicado a Júpiter (Zeus), gobernado por un rey del bosque que portaba en su cabeza una corona de hojas de encina, distintivo mucho más antiguo que la de laurel.
En Germania, las encinas que daban sombra a los anfiteatros estaban consagradas a Thor ( Donar, Dios del trueno y del rayo ).
Durante la época del romanticismo fue la encina símbolo de fuerza inquebrantable.
Respecto a los usos de la encina, abarca un amplio campo de aprovechamiento: producción de leña y carbón, madera, útiles, alimento humano y animal, etc.
RECETAS CON MIEL DE CARRASCA CON AZAFRÁN
LENTEJAS CON MIEL DE CARRASCA Y AZAFRÁN
Hervir agua y añadir una pizca de sal marina y lentejas para dos raciones; cocinar hasta que tengan la textura adecuada, sin que se deshagan. Sacar y dejar templar.
En un cazo, echar aceite de oliva virgen, 2 dientes de ajo troceados, 1 cebolla dulce picadita, 1 cubito vegetal para sabor, una pizca de cúrcuma, 2 patatas partidas en cuadritos, 1 zanahoria en trocitos muy pequeños, media cucharada de miel de carrasca con azafrán, medio pimiento verde troceado e ir removiendo; añadir después una pizca de tomillo en rama, dos hojas de laurel y sofreír a fuego lento hasta que esté a punto la mixtura.
Poner las lentejas en un bol y añadir el sofrito.
Cocer 3 huevos duros y una vez enfriados, laminar y colocar sobre las lentejas a modo decorativo.
¡Exquisitez de la naturaleza al servicio de lo natural!